viernes, 7 de agosto de 2009

Rutinas

Como a todo currela de jornada partida y familia con enanos y mujer trabajadora, me cuesta encontrar huecos para entrenar. Pero entre la indulgencia de la media naranja y lo que podríamos llamar "búsqueda imaginativa de tiempo", al final uno llega a fijar unas rutinas. Para esas rutinas, hace falta motivación, vulgo zanahoria. Si no la hay, las rutinas son diferentes. Desparece la de correr a las 6 de la mañana, aparece la de cenar a las 11; desaparece la bici a mediodía, aparece la piscina (formato infantil) para toooda la tarde; los trotes que alguna tarde de hacían, se transmutan en sesiones de mesa redonda sobre la que se van vaciando jarras de cerveza y platos de nutrientes recebadores. Los fines de semana en los que durante el invierno siempre hay un sitio para cabalgadas en bici, ahora son para irse por ahí.

Alguna vez ya lo he comentado, mi gama de grises es muy limitada: o me da por la vigorexia o por el tocobolo más perro. Ahora mismo estoy decididamente sumergido en la segunda opción. Toca emerger.

Hoy me piro de vacaciones. Pirineos+Asturias. Llevo bici, ganas de salir y hasta permiso ya concedido para hacer salidita diaria. Lo que convence una barriga peluda, je je.