miércoles, 17 de enero de 2007

El curro, ese mal necesario.

Echamos una grandísima parte de la vida ahí metidos, sin contar los traslados que implica. Y joder, a qué poquitos les gusta su curro. Yo conozco a 2, y uno miente. Cuando te quieres dar cuenta, estás ya metido en un carril del que es complicado intentar salir. Hipotecas y enanos impiden, salvo que uno sea muy "echao p'alante", plantearse cambios radicales y arriesgados. Y eso que sí, que unas 50 veces a la semana digo eso de irme al campo a hacer quesos y a comer nueces.

Peeeero... siempre puede ser peor ;-).

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